El trueno entre las hojas


Augusto Roa Bastos nació en Asunción (Paraguay), en 1917. Vivió su infancia en Iturbe, en un pequeño pueblo de la región Guairá, escenario recurrente de sus historias.
El trueno entre las hojas es eso, una colección de 17 cuentos, con personajes disimiles entre sí. escrito en 1953, fue escrito y editado en el exilio del escritor guaraní, en Buenos Aires.
Los personajes de los 17 cuentos tienen siempre el mismo paradigma: el sentimiento de opresión sobre sus espaldas de diferentes maneras, en diferentes lugares, con personas de carne y hueso, reconocibles y tangibles, el ansia de la muerte como única esperanza de liberación conmovedora por momentos, salvaje por otros, intensa, violenta, descriptiva, rabiosa...
En Carpincheros (vemos el oficio del Carpinchero)
El viejo señor obispo (las vicisitudes del cura)
El Ojo de la muerte ( el género fantástico)
Mano Cruel (la saña de unos)
Audiencia Privada (el abuso de otros)
La Excavación (la experiencia en la cárcel)
Cigarrillos Máuser (los primeros vicios y sus costos)
Regreso (la experiencia en barcos)Galopa en dos tiempos (La realidad del tiempo)
El Karuguá (nuevamente la violencia)
El Piruli (el dolor mezclado con la locura)
Esos rostros oscuros (similares detalles descarnados)
La Rogativa (la pérdida de la inocencia)
La gran solución
El prisionero
La tumba viva El trueno entre las hojas - merece un comentario aparte, ya que además de ser el último cuento es el más extenso en este itinerario contando las penurias de un alma en pena cubierto bajo el manto de lo fantástico, lo inverosímil y lo perturbante.

En diecisiete cuentos Roa Bastos trazó el doloroso retrato de un país quebrantado por el despotismo de régimenes totalitarios, impuestos por oligarquías aliadas al imperialismo extranjero. Hay un hilo conductor de pequeñas historias que se unen paulatinamente en un relato íntegro, de grito de libertad de un pueblo oprimido.

Todos los cuentos del presente volumen reflejan una misma y gran tragedia: la de una comunidad natural, obviamente paraguaya, en la que el primitivo orden mágico de las cosas y de la vida es quebrado por la llegada de la civilización. Y de sus frutos: violencia, degradación, esclavitud. La lucha contra estos factores, pese a la miseria y el envilecimiento de quien la emprende, no excluirá nunca la esperanza: ""eso era lo que nadie, ni siquiera la muerte, iba a poder destruir. Porque lo mejor de cada uno tiene que reunirse y sobrevivir de alguna manera en lo mejor de los demás a través del temor, del odio, las dificultades y la misma muerte"".


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